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domingo, 25 de agosto de 2024

Alerta conceptual: Territorios

5 de diciembre del 2023.- Un aspecto desconcertante de los últimos años es el uso de parte de los políticos y dirigentes de extrema izquierda del término “territorios”, en plural.

Tradicionalmente, “el territorio”, en singular, y particularmente, el “territorio nacional”, es un concepto vinculado a la idea de Estado, es decir, un concepto geográfico, referido a una porción de la superficie que pertenece y es administrada por un determinado Estado, donde ejerce su soberanía. De aquí que, usualmente, el término se utilice en geopolítica -por ejemplo, una disputa territorial con un país limítrofe- o jurídica -para determinar el ámbito de vigencia de determinadas normas-.

Pero no es así como se utiliza el término por grupos de izquierda como el Frente Amplio. Por ejemplo, en la página institucional de “Convergencia Social” leemos que dicho partido político se define como la convergencia de distintos movimientos que “[…] desde los territorios en todo Chile aporte en la construcción de una vida digna, una nueva relación con los bienes comunes y con sus pueblos”[1].

Asimismo, en un artículo publicado en la página oficial de Revolución Democrática se declara que “los territorios cumplen la función de ser hilo conductor entre ciudadanía y representantes electos, asimismo tienen la labor de trabajar de forma conjunta con otros espacios internos de nuestro partido, como directamente con los movimientos sociales”. Luego, señalan que los territorios son un “espacio basal” que permite “una mirada más amplia de la realidad de las localidades, identificando las demandas ciudadanas”[2].

Pueden observarse varias implicancias de este uso de la palabra “territorios”. La primera y más evidente es que el plural divide, mientras que el singular unifica. Como decíamos, el concepto territorio está vinculado al de soberanía. Si a ello agregamos la premisa de la nueva izquierda, de que en Chile no habría un pueblo sino muchos pueblos, asociados a distintos territorios, la conclusión obvia es la plurinacionalidad. “Los territorios”, en plural, y la plurinacionalidad, son conceptos simétricos que se refuerzan mutuamente.

Por supuesto, esta concepción está vinculada al auge de las políticas identitarias no solo en la izquierda chilena, sino a nivel internacional. Basta pensar en el referente de los nacionalismos españoles para entender que no se trata únicamente de una cuestión administrativa o electoral, sino que la apelación a “los territorios” busca construir identidades claramente diferenciadas en clave local, la mayoría de las veces de modo antagónico.

Lo anterior quedaba consagrado nítidamente en el texto propuesto por la otrora Convención Constitucional, que estaba plagado de distintos niveles de autonomías territoriales superpuestas, algunas de las cuales distinguían territorios étnicamente diferentes, los cuales no podían concebirse a sí mismos sino en conflicto con los territorios superpuestos y colindantes.

Aquí el punto no es argumentar contra dicho texto, cuyo diseño ya fracasó electoralmente, sino llamar la atención sobre la particular concepción “territorial” que tiene cierta izquierda, que exacerba los localismos y los antagonismos incluso hasta llegar a plasmarlos de manera administrativa.

Pero, probablemente el aspecto más notable del concepto de “los territorios” es que permite, en teoría, un acercamiento a la experiencia de la democracia directa, altamente romantizada por la izquierda. Al respecto, cabe recordar que el único ejercicio histórico de democracia directa en su plenitud fue la de Atenas en el siglo V a.C. bajo circunstancias políticas, sociales, económicas e incluso, geográficas, muy particulares. Aristóteles, de hecho, señala que es número de habitantes de las ciudades debe mantenerse moderadamente bajo, precisamente, porque lo que tenía a la vista era la experiencia de la democracia ateniense[3].

Como tradicionalmente la izquierda ha rechazado la democracia representativa, por considerarla una herramienta de la democracia burguesa, la referencia a “los territorios” permitiría transferir a todo el territorio del país la práctica asambleísta que caracteriza a la izquierda universitaria.

A modo de ejemplo, Nicolás Orellana Águila, académico de la Universidad de Humanismo Cristiano, señala a propósito de las revueltas sociales ocurridas en octubre de 2019, que “las asambleas, más que situarse contra toda institucionalidad, son espacios de experimentación en permanente tensión entre un desafío a la política institucional mediante la afirmación de autonomías, e intentos de revitalizarla, basada en organización desde abajo, que da cuenta de la vida democrática de los territorios”[4].

Por supuesto, a lo anterior pueden dirigirse numerosas críticas. Por lo pronto, el esfuerzo de articular bajo un solo proyecto nacional a distintas identidades que han sido construidas en clave antagónica no solo es sumamente difícil teóricamente, constituyéndose en una mera sumatoria inorgánica de demandas insatisfechas; sino, que, además, han fracasado en la práctica, como demostró la fallida experiencia de la Convención Constitucional.

Si a esto se le agrega el componente territorial, los resultados son aún menos alentadores para sus promotores. Las personas comunes y corrientes no solo no cuentan con el tiempo ni la disposición a sumarse a un asambleísmo inconducente, sino que, además, se sienten alienados de una manera de hacer política que está pensada para un tipo muy específico de ciudadano: el estudiante universitario altamente comprometido con el debate ideológico.

Es al menos paradójico, entonces, que los intentos de la izquierda por trasladar los ejercicios de democracia directa a “los territorios” haya acabado, por las causas que fueren, en un auge de las posiciones conservadores en las distintas localidades del país.

A fin de cuentas, las personas siguen confiando más en el viejo Estado unitario, con mecanismos claros de control democrático y jurídico, y asociado a un solo territorio nacional; que a un archipiélago de “territorios” de contornos difusos y en los que solo se escucha a los más ruidosos.

El presente texto corresponde a una sección del Informe de Coyuntura Política N° 21 - diciembre de 2023

[1] https://convergenciasocial.cl/
[2] https://revoluciondemocratica.cl/los-territorios-como-parte-intrinseca-de-las-demandas-sociales/
[3] Aristóteles, “Política”, 1326ª.
[4] Orellana Águila N, “Asambleas territoriales y proceso constituyente en Chile. Entre afirmar autonomías y revitalizar la acción política”, Revista Divergencia N° 19, Año 11. Julio a Diciembre, 2022.

Fuente: https://lyd.org/centro-de-prensa/noticias/2023/12/alerta-conceptual-territorios/

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